La descubrí en un rincón del ropero debajo de los pantalones y camisas de Roberto, la verdad, no sabía que Amalia conservaba esa ropa; la tenía bien dobladita y por el tiempo más que limpia,
olía a guardada.
La puse sobre la cama y la destendí con mucho cuidado porque sentí que había algo para mi, entonces apareció un atado de cartas, unas con sobre y otras sin él.
Imaginé a Amalia sentada en su mesedora en esas tardes en las que el sol de Culiacán parece no querer irse y nos castiga. La ví clarito bordando sobrantes de manta que doña Lili le regalaba, retazos que pacientemente fue cubriendo con hilos de todos los verdes,blancos y luego rojos que al azár agarraba de su cajita de costura. Un día me llamó la atención un águila y una serpiente… me acerqué y entre el asombro y la risa por el trazo de su dibujo a lápiz le dije: -Ay mamá es una banderita! - Sí mija, es para RECORDAR- Respondió.
Ahora sé que Amalia bordó esa bandera para decirse todos los días porque Roberto se había ido.
Lloré tanto al descubrir que mi padre no era un cabrón, ni un hijo de puta; todo lo contrario, era el bandido generoso Jesús Malverde.
La Bandera que Amalia Bordó para Jesús. Pieza de la serie Objetos de Amor de María Romero.
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