Sin consuelo es una pieza dedicada a Doña Chelito, abuela y compañera de las andanzas de Mateo. La conocí hace muchos años gracias a Jorge, su hijo y la recuerdo siempre con su mandíl puesto y masticando chicles mientras bordaba y no.
De su muerte conservé su mandíl hasta que David y Lola me pidieron una calavera para su Xompantli. La primera imagen que vino a mi mente fue la maravillosa Catrina de Posada… así, una noche desperté y saqué el mandíl que para entonces tenía dos años de estar guardadito: de blanco y negro los colores de la gráfica popular, de hilos rojos para acentuar y los botones dulces… es que la imaginé y me regresé a la cama contenta, lo puse debajo de mi almohada y me dormí otra vez.
A la mañana siguiente empecé a cortar y a coser sin consuelo; tomé como centro de la calavera la bolsa derecha del mandíl en la que Doña Chelito traía chicles que sin falta invitaba a los demás y de ahí que de la bolsa salen botones de todas formas, tamaños y colores.
María Romero. Septiembre, 2009.
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