viernes, 8 de enero de 2010

La Suave Patria



Nace en la distancia, en la desolación y sin futuro. Registra el momento del miedo a perderme en la inmensidad y el sinsentido.

Yo soy, me digo una y otra vez entre madeja y madeja. Yo soy, me digo entre nombre y apellido de los que vienen a la memoria: hermanos de sangre y hermanos de elección.

La empecé en Suiza, en la casa de unos amigos, me vieron bordando y la tomaron entre sus manos para maravillarse con los contrastes del rojo, verde y la magnífica costura -herencia de mi madre Amalia-.

Preguntaron qué era y les conté. Al terminar, decían Saudade. Escuché la palabra como un suspiro, se disculparon por no poder traducirla, porque no existe manera. Se tocaban el corazón diciéndome que Saudade era como yo sentía. Y así la llamé por un tiempo.

Yo aprediz de vista y después de enojo, bordo todos los días animada por el deseo de recordarme lo maravilloso que es México.

Bordo mi bandera, porque creo infinitamente en su tierra, sus calles, casas y edificios, en los ejidos y rancherías; en los camiones que tocan canciones de grupos locales allá en Culiacán y los novios que se arrejuntan para besarse en las esquinas de los camiones iluminados por una luz tenue, que traspasa los frascos azules de Nivea. En los muchachos que se reúnen afuera de las tienditas para tomarse un refresco y vacilar después de una pesada jornada de trabajo, que sueñan con irse al otro lado. En el hombre y la mujer que trabajan incansablemente para educar a su familia de la manera en la que creen, sin saber con claridad por qué.

Así voy entrelazando nombres y recuerdos, porque de ellos está hecho este país.

Este México que es mío como es de TODOS. Esta bandera que deberíamos vestir en el pecho, no el presidente, no aquélllos que no saben tomarla entre las manos con cariño.

Así que me levanto todos los días, junto cada retacito de manta tensada con mis aros de costura, para seguir diciéndome que tengo el derecho de hacer mi bandera, la bandera teñida de todos, de los que soy.

Bordando mi Suave Patria recapitulo en esta vida mía, en mi quehacer, mi familia y la amistad; con el único afán de sentirme que soy parte de algo extenso y profundo, para reconocer en este espacio, el de mi bandera, mi territorio.

SOY María Romero. Mexicana.

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